¿Eres demasiado pasivo? ¿Eres demasiado agresivo? ¿O has encontrado el equilibrio?


¿Cómo saber en qué lugar de la escala de seguridad y confianza en ti mismo te encuentras? Aquí te damos algunos ejemplos:

1. Paula tiene un estilo demasiado pasivo. Si le preguntas a Paula qué película desea ver, lo más probable es que responda: "No lo sé, ¿a ti qué te gustaría ver?" Por lo general, deja que otros tomen las decisiones, pero más tarde se lamenta por no haber expresado lo que deseaba. Le molesta que sus amigos hablen la mayor parte del tiempo. Pero cuando Paula intenta participar en la conversación, habla tan suavemente que otros hablan al mismo tiempo.

2. Janine tiene un estilo demasiado agresivo. Janine no tiene ningún problema para decir lo que piensa. Pero cuando lo hace, se expresa de manera enérgica y dogmática. Janine domina la conversación, interrumpe con frecuencia y rara vez escucha a los demás. Si no está de acuerdo con alguien, lo comunica; en general con sarcasmo o desprecio. Tiene reputación de mandona e insensible.

3. Ben tiene un estilo seguro. Cuando le pides a Ben que exprese su opinión, lo hace de forma honesta. Si no está de acuerdo, lo expresa; pero lo hace sin demostrar desprecio ni hacerte sentir mal. Ben también está interesado en conocer tu opinión. Escucha lo que tienes para decir. Incluso cuando no está de acuerdo contigo, aun sientes que respeta tu punto de vista.

Los problemas que acarrea ser demasiado agresivo


Las personas que se comunican de forma demasiado agresiva pueden tener dificultad para conservar las amistades. Probablemente dominen las conversaciones o expresen su opinión de forma demasiado enérgica y vehemente, y los demás se sientan rechazados u ofendidos.


Las personas con un estilo agresivo pueden lograr que otras personas hagan las cosas del modo que ellas lo desean; pero en muchos casos, terminan siendo rechazadas o despreciadas. Con frecuencia, los demás dejan de respetarlos.

Los problemas que acarrea ser demasiado pasivo


Con frecuencia, las personas que actúan de manera demasiado pasiva terminan sintiendo que los demás se aprovechan de ellas. Es posible que se sientan heridos, enojados o resentidos.

Si no expresas lo que piensas y lo que sientes, los demás no pueden llegar a conocerte o comprenderte tanto como podrían. El grupo no se beneficia con tus aportes o tus ideas.

Si comienzas a sentir que tu opinión o tus sentimientos no cuentan, es posible que pierdas la confianza en ti mismo y no tengas la posibilidad de que te reconozcan y te aprecien por tus buenas ideas. Esto puede derivar en sentimientos de depresión.

fuente: http://kidshealth.org/es/teens/assertive-esp.html

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